miércoles, 29 de octubre de 2014

MORA

El temporal jugaba a la contra
pero yo seguía navegando,
de día y de noche entre las sordas
sinfonías del mar cantando,

algún puerto entre las sombras
tiritaba a lo lejos con su faro,
y con las cuerdas yo doy forma
al corazón tan solitario,

el frescor, que a la mañana asoma,
explosiona desangrado,
evocando con mirada mora
el calor abandonado,

y canto de sirenas ahora,
entre gaviotas van llamando
los días que no son ahora,
y el mañana alejado,

se mece el barco entre las olas
de quien vivió junto a mi lado,
y a la orilla van y borran
los besos enamorados,

en algún puerto, ella hermosa,
la recuerdo con su canasto,
de claveles y de rosas,
y de jazmines blancos,

morena, por la Barrosa
se pasea entre los barcos,
y entre risas y bromas
al marinero va cantando,

y yo, uno de ellos, a media ropa,
la sonrío y la encanto,
y se me sube y me alborota
por las redes de mi barco,

conmigo algunas horas
sin saberlo y sin pensarlo,
se paseaba con su boca
por el agua de mis labios,

con la luz de la luna asoman
unos ojos enamorados,
y el deseo de que las horas
nos cuiden sin ir pasando,

una vez la tuve a solas
y nos fuimos navegando,
por las fábulas e historias
de los dos enamorados,

solo una borrasca ahora,
cruel destino en solitario,
con su viento frío en contra
y sin ella a mi lado,

el mar trae estas cosas,
todo arriba o todo abajo,
por la cresta de las ola
o por el abismo de lo amargo.




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