Estamos hechos con el alma alta,
porque creamos noches del día,
días de la noche,
y tardes lánguidas,
y alegres como gaviotas violáceas.
Porque somos zumo
de frutal verano,
regadores de campo,
y porque mano a mano
diseñamos mundos de rosas pálidas.
Porque de tierra nos hicimos poetas.
Porque de aire fuimos por sueños.
Y de hojas abrigos e invierno.
Y de trigo verdes saetas.
Nos hicimos estación y camino,
un diario trasiego del alma,
porque logramos callar al silencio
para que broten las blancas palabras.
Porque de amores vivimos, y somos
amantes de vida y de agua,
de apego hacia otros y otras,
de necesidad de luz, de alba.
Y de sangre por cada latido,
a fuente cristalina de agua,
jardines de amantes, vosotros benditos,
no dejar de amaros con ganas.
Y por un inocente sentido
carente de maldad y nostalgia,
con esta boca, con mi boca te digo
que hiciste de mí la palabra.
Verbo quiero y te sigo,
no va a la deriva mi barca,
con cuerdas de flores he querido
unirme a tus dulces palabras.
Ya son tuyas, yo te las doy,
¿yo sólo con ellas? no son casi nada,
me retornas a un destino imposible,
las quiero grabada en mi cara,
están en papel de mi solo ser,
las quiero grabada en mi cara,
solo mi beso lleva a eso,
solo mi beso ahora te llama,
y un poeta dice a la novia,
y una novia te mira y te abraza,
y un jardín apartado se presta,
y unas plumas rocían la cama.
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