domingo, 26 de enero de 2014

PRESENTIMIENTO Y AGONÍA EN UN SOLO ACTO

Es una historia pero al revés,
el final ya se conoce, es más,
se había incluso pactado.

Por tanto no había lugar
a protesta sobre la conclusión.
Pasaron pues a los planos
iniciales e intermedios.

Número de personajes
que debían protagonizar la historia,
decorado, entorno, contexto,
fondo musical, luces,
auxiliares, aforo, muebles,
arreglos, variaciones,
ritmo, cadencia,
intermitencias,
número de actos,
debates, sugerencias, episodios,
antecedentes, incitadores,
excitadores, vocalistas,
músicos de cámara y de calle,
tramoyista, cuerdas, tablas,
efectos especiales,
propaganda, literatura,
arpegios, estadísticas
sobre público aburrido,
presupuesto, presupuesto B,
porcentaje no sexista,
localización, ciudad, pueblo,
regalos, comitivas,
conferencia de prensa,
prensa basura y otra
de mejor usura,
críticos, monolíticos,
días de ensayo,
días de puesta,
cuesta arriba,
arriba el telón.

Comenzó, una sola, detrás las olas,
se movía, le dolía, estaba fría,
el público expulsaba baba, seguía sola,
el fin de la historia no interesaba,
se conocía, se sabía, se palpaba,
la cuestión era -cuánto duraría
sin decir nada -

Se movía como esquelética,
buscaba algo, incluso
detrás de los telares,
solo llevaba un camisón
blanco a raudales,

- Raúl - Raúl - no vienes
¿donde estás? azufre tiene,
Raúl no venía
desde hacía días,
se fue para el porche
a pasar la noche,
por ver si un punto de sombra
perturbaba la luz brumosa,
era como una osa
vigilando su cueva,
¡que nada se mueva!
el silencio es piadoso,

- siempre te estoy esperando
que me digas algo -

Raúl florecía, siempre la quería,
se angustiaba si no llegaba,
cada mañana le parecía una despedida,
cada noche un desembarco,
el mar estaba de espanto,
bramaba como una loca estampida,
y por unas migajas de pan
y algún pescado robado,
y algunos cigarros
para quemarse los días,
ella lo quería todos los días
como se quiere a un milagro,

¿por qué hoy te fuiste sin despedirte?
-todos los días me dices hasta luego chata-
me está sangrando la cara
de esperarlo tanto,
llovía, como un agua criminal,
como un cielo que se rompe a pedazos,
los rayos se ponen a fusilar
marineritos de trapo,

Raúl no había llegado,
-que pánico, ¡dios! ir al puerto,
me lo van a dar por muerto,
yo de esta me mato,
que agonía de noche fría,
eran más de las once y ni rastro.

Eran más de las once...y ni rastro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario