Siempre supiste que estuve aquí
pero no lo quieres saber.
Me siento una silla abandonada,
una tarde nunca dicha,
veinte mil fracasos.
Siempre estuve aquí
con mi sudor trabajando.
No voy a presumir de nada
¿de qué voy a presumir?
cualquier parecido es falso.
Siempre te lo fui a decir
pero... no lo quieres saber.
En esta mala distancia
que no fue ni un pacto,
permanecí aquí.
Siempre lo supiste.
Que mal.
Que amargo.
Por rebelde me acusaron,
me cubrí de soledad,
me volví huraño.
Siempre estuve aquí
como bruma y faro.
De perdidos nautas,
de escondidos pasos,
de noches bramadas,
de todo astro,
siempre estuve aquí
sin llanto amargo.
Lo que muera, morirá,
lo que vuelva, volverá,
siempre quise estar aquí
con toda libertad.
No por una llamada,
no por una llamarada,
realmente por nada
o por todo el mar,
por el dulce mirar,
por la risa inmensa,
por la boca inmersa
en el respirar,
por no vaciarme,
por llevarme,
el premio de tu libertad.
Siempre estuve aquí,
desde siempre,
hasta el fin,
hasta que ya no haya fin
y aún más allá,
por si decides atracar,
de nuevo
una vez más.
De nuevo... una vez más.
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