Siempre ella decía que amar era un lugar
que se señalaba con el dedo,
las manos se antojaban básicas,
tapan o descubren como una esquina,
no era bienvenida siempre su idea,
hay quien la dispersaba por inconsecuente,
por si acaso entraba en la cama vestido,
fue tecleando opciones, se entumecía,
-¿tienes fuego?
-sí
-dámelo
todo él se volvió azul y oscilante,
le siguió una sublimación,
ella pensaba
"mañana recogeré la ceniza
que dejó en el suelo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario