Ya poco me queda por esperar,
pensaba, mientras miraba
la barca en el puerto,
las olas,
a las negras cuerdas
que hacía danzar.
Le contesté a la mar,
ella me respondió,
-yo soy el camino
que otro buscó-
-si de otrora la vida te bate,
vente hacia mí,
en el interior de mí,
mira mi fondo insondable
donde aún late la vida por ti-
viejo y cansado,
aquí ya me tienes,
nada ni nadie
ya me requiere,
mi saldo acabó,
ni celo ni amor,
desvanece,
la nieve
vence al Sol.
-del fuego y el frío
nacen las flores,
los campos de trigos,
y las verdes riberas-
ningún ser me espera
desde que inicié el latir
-ven hacia mí,
ven entre mí,
que en mí te abrazan-
¿sin llevar el pasado?
-asunto acabado-
¿aunque me lastre el ahora?
-ya no es la hora
del triste pasado-
aún hay en mi piel huellas grabadas
que deja surcos para cristales de agua
-mi espuma de mar aliviará tu herida-
¿aunque mi vida hasta ahora
ha sido ida y venida?
-todo es ceniza a la brisa
cuando se llega al final-
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