Y qué hago, si pienso en ti sin querer,
si no te puedo borrar de mi mente,
si no te puedo olvidar tenuemente,
si no te puedo olvidar,
me llamas pesado, más tú ya dirás,
si después de mil vueltas al mundo,
y siete mil millones en mis asuntos,
siempre apareces,
cierto que olvidarte tú ya me adviertes,
y me esfuerzo como un buen colegial,
creyéndome hasta lo del santo grial,
pero tú a mi lado,
y puedes que no seas tú de verdad,
es decir, de real, sino un sueño creado,
que una noche emergió sin buscarlo,
que cada mañana aparece,
que estoy loco, no me lo digas dos veces,
con la primera ya es suficiente,
admito que por consciente o inconsciente,
yo te amo,
no somos dueños de nuestro latir,
este corazón de dios o diablo,
inevitable corazón que a diario
te quiere y te quiere,
aunque te olvides de mí, aún me requieres,
desde algún rincón del camino,
desde algún momento de vida en que nos fuimos
tú y yo amando,
yo no lo puedo evitar, evítame si quieres,
entre otras cosas, no leas a este alocado,
a este presuntuoso o equivocado,
que siempre te quiere.
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