La historia de verdad empieza aquí,
lo anterior fue un escarceo,
una toma de muestra,
pero ahora queda una infinidad
de días y años
trazando gráficos y fórmulas
que expliquen el ser,
y el estar,
y el sería y el estaría,
y el fue y estuvo,
el seriado y el estadio
con la mente fría,
no animum frigidae
ideo calor vitae dispergit
¿nos vamos distrayendo con lo nuevo?
¿nos vamos repasando con lo hecho?
y lo no hecho, o por hacer,
somos consecuencias de nuestros actos
y de nuestros no actos,
ying yang o aut potest non esse,
que siempre acaba en nuestro particular inri,
tras una presumible flagelación.
Cómo, si no, explicar, el deshielo polar,
o la holgura de la prepotencia,
la hambruna de la inocencia,
o el calentamiento global,
o lo del palacio real,
o las memeces de la tele
o que dé conmigo Tere
tras cien años de soledad,
cómo, si no, explicar
el baboseo en las sedes,
el abuso por las redes
y el papa super star,
lo estúpido e irracional
de la sempiterna guerra
de que hay que ver esta perra
que nunca me llamará.
Lo hecho hecho está,
de eso nada monada,
que no se queda en la nada
el pasado sin más,
nos debe muchas explicaciones,
y que sean convincentes
y que no ponga más trabas a la mente
para irse a otro lugar.
En la noche tardía y fría
del día de nuestra vida,
debería borrarse la palabra huida
para volver a empezar,
que aún no tenemos todos los sueños
que aún somos espiga temprana,
el caminante aún declara
seguir haciendo camino en soledad,
esto es como la juventud,
si yo no la tengo, la tienes tu,
y tu dirás, qué más da,
pues que abofetea sin pagar,
pero vuelvo al pasado,
como un pesado,
o como un idiota
que no se quiere retirar.
Dígome yo, a mí mismo, no hay otro,
y ¿si vacío el pozo
para ver con gozo o sin gozo
lo que hay al final?
Bebe con recato, mentecato,
que te atragantas,
que ni te aguantas,
que te pasaste de borracho.
¿Por qué escribo?
¡ay dios mío! y yo que sé,
eso, exactamente eso,
¿y yo que sé?
¿y yo que sé?
no quieras saber de mí
lo que ni yo sé.
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