lunes, 9 de marzo de 2015

EL TEMA INCONCLUSO

Este es el famoso poema que nunca se terminará de escribir,
pasen señores por fin, acomódense, saquen el abono,
no estén dispuesto a todo, pueden echarse a dormir.

Este es el famoso poema que nunca se termina,
ningún poema se termina determinantemente
ninguna vez,
siempre quedará algo más por decir,
además, por supuesto, de todo aquello que le sobra,
suele ser casi todo,
o, siendo más sincero, todo.

Esto es así de rotundo y hondo
porque siempre se escribe después de falta de solución,
a hechos ocurridos, ¿para qué la queja?
nadie ha instalado una oficina de protesta para poetas.

Al poeta siempre lo dejan medio tirado,
porque la chica de turno se ha prejubilado como musa,
prefiere ir con corta blusa y pantaloncillo ajustado
por una playa del Caribe domiciliada en Caños de Meca,
leyendo las últimas noticias sobre Bruto, Casio o Décimo,
mientras su último fichaje, mulato al turno,
se preocupa algo más por la undécima.

Lo tiene a huevo con estas emigraciones masivas
que nunca estuvieron de moda, porque siempre estuvieron,
al poeta le cuesta ser embustero dentro de ninguna verdad,
ni tiene la verdad ni sabe estar totalmente enfadado
cuando pasan al lado otros que se van.

El poeta es como una tartaleta de fruta jugosa,
bonito en el escaparate de la tienda de los anhelos,
lleno de huesos y celos, adorable como un algodón,
pero adquiere el perdón de ser in probable,
como una bella arena de playa de ignorado sabor.

Que sueña, haciendo el amor, con lejanas estrellas,
en vez de mirarla a ella con lujuriosa pasión.
No saber mandar a tomar por saco lo virtuoso,
lo delicado o lo ambicioso, la abejita no es oso,
es más bien un esbozo en la falda de ella.
Miles, millones, exponencialmente salen y vuelan,
creyendo que sus palabras vuelan,
o que navegan por extraños mares,
o que se disuelve como el azúcar en los bares,
o que se deleita con el eco del pozo,
o que se seca con el viento de oriente
que nos trae el gran sol con su Venus,
la estrella de oriente, ¡ay la estrella de oriente!
la parida del vientre del nuevo día,
la noche desparecía, intentaba ser ausente.

El mundo le parece como un gran lienzo en blanco
donde hurgar con los dedos cuanto mide el espacio,
y se va por los cantos,
y le da media vuelta
para ver si alguien, detrás, ya ha escrito algo.
No es palabra, te juro por estas que no es la palabra,
sino la orquesta de letras enladrilladas a saco,
y un cabreo explica el atasco
del no afluir de esta riada de temas.
Casi nunca su vida es un drama lleno de penas,
sino que más bien no sabe hacer otra cosa,
se queja en cartas de prosa,
no creo que lo hiciera Espronceda,
pero es su manera de decir que es espina a la rosa.

Algunos, pregunto, ¿escriben por penas?
¿porque desesperan? ¿porque no le esperan?
yo creo que escriben por apuntarse los tantos,
y yo, uno de tantos, en la misma escalera.

He leído de todo, y casi todo me parece un puzzle,
cuyas piezas han sido cambiadas,
que no me explico lo del escarabajo en un viento de fresas,
ni que se sangre esa con el alquitrán de los besos,
pongamos un ejemplo:
"te quiero dormido en mis celosos pechos,
rojos y erectos por tu descrépito mirar,
con hilaridad y la sutil triste mirada,
te quiero entre cercano y lejano
en mi cama".

Sea este ejemplo glorioso, que lo dice su autor,
e intentaré explicarlo yo:
le gustaría que la estuviera esperando cuando su néctar expulse,
y entonces, como en un dulce, su nata vertiera,
y que fueran graciosos mientras se vieran,
y después se fuera
y volviera mañana.
Es decir, lo que quiere es
hacer el amor todos los días, y que se deje de tonterías.

Mira, te voy a decir una cosa,
lo dijo uno ayer, aunque nadie entendió,
cuando se dice amor, se presenta en siglas,
"antes morir o rebelión",
y si se dice te quiero,
te entendí querida,
últimamente intento entenderte
rindiéndome, o,
te entendí querida.
Cosa que ella nunca entendió.

¿Cómo se hace? de mil maneras, añade más miles,
tras tres o cuatro palabras, una llega, ella es ella,
y, a partir de ahí, casi todo medio funciona, brota.

Por ejemplo, en un pareado:
A veces el verso se llena de miel,
querido por ella, vertido por él.

O un soneto cortado:
"por andar estuve
en el camino,
la mar de nubes,
con meta y sino,

y fue asesino
de blanca flor,
del femenino
malva dolor,

y de los dos,
ya nada sube
ni nace amor,

dime si no
por qué estuve,
dimelo"

No es decir, por decir, es forzar a que encaje la palabra,
la que sea, la dulce o la macabra, la que tenga que venir,
no es escribir por escribir, escribir por escribir no es nada,
es más bien como esa ola rara diferente a las demás,
porque fue coyuntural, en su origen, en su inicio,
y los lleva de principio como el adn de las venas,
porque no se esfuerza apenas, se siente diferente,
es marco y referente, y envidia de otras más.
Ya nada será igual desde que ella brotó como la brisa,
si hubo pena, torna a risa, y si alegría torna a triste,
y si nada embiste se violenta, y si lenta todo corre,
que el límite es un borde con el caos de las palabras,
a mí me recuerda la almadraba,
la pesca en borrachera, la explosión de la primavera,
y la ignorancia en La Vera de la flor del azafrán
a mí me suena esto más a una simple borrachera.

Y este poema nunca se acaba y seguirá,
le siguen otros, como los potros a las yeguas,
como los tiburones a las lenguas,
como las gaviotas a la sal,
seguirán poemas que se venden por desahucio,
por ser sucios o largos, porque todo es irreversible,
lo pasado y lo posible por mucho que decidamos.
Siempre en la vida poco damos
teniendo en cuenta lo que ella se merece,
y todo crece y perece, y cuanto el himno sea más alto
más doloroso será el salto al olvido sin remedio,
viéndome yo aquí en medio sin saber ni lo que digo,
aunque digo lo que digo por si alguien me lo capta,
me lo enciende, me lo canta, me lo susurra al oído.

Mientras tanto, yo te digo, amor de mis entrañas,
estuviste en mí, y dejaste tus marañas,
tu inconstante estabilidad de halagos y de apoyos,
mientras todo es como un hoyo
donde se camufla el sentimiento,
mientras todo es un momento en el infinito aparente,
mientras sigue reciente el lejano monótono,
mientras todo soliloquio se jalea alegremente,
y mientras siga mi mente
recordándote por loco.

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