Lucía se había acostumbrado todas las tardes a bajar a Bombay después de terminar en el estudio. A veces un simple café y se iba. En ocasiones algún combinado y se animaba a bailar. En cualquier caso siempre miraba a la pista. Ya no había tristeza o pena sino aceptación. Sus amigas siempre se enfadaban a veces. Lucía lucía pañuelos con flores, saciando su sed cada noche en amores, la luna plateada murmurando le hablaba de amores pasados que nunca pasaban.
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